miércoles, marzo 23, 2005

Corazoncitos lobitos en la pista de rock que ya no suena


Te fijaste que triste suena el silencio en esta habitación y que bien que besaba el rock cuando lo cantaba ese corazón y no importaba ceder por ceder mientras se escucha esa voz en la otra habitación.
Y ahora se te caen las penas mientras caminas de regreso a casa, vas lavando el asfalto con tus lagrimas. Pensar que por no pedir te quedaste corto y ahora ves del otro lado del muelle
Como alimentan tus peces JA¡
Ya tu rock no besa, solo quema tu alma mientras suena mas lejos de vos, y tararear solo no es tan divertido.
Ni tu guitarra llora tan bien como vos esta ves, suena mas lamentable que de costumbre.
Ya 20 de los rubios y 2 de los flacos te aturdieron y apenas pasaron un par de granos de arena desde que se te cayo el reloj por el balcón.
Si solo hubieses dicho no cuando dijo si ahora estarías escuchando esa canción que tanto te gusta.
Lo peor no fue que te quito el corazón de un mordisco, sino que cada canción suena a ese corazón y ya nunca mas podrás besar un rock, nunca mas.

EL AVERNO DE LA TRISTEZA



vagaba sin sentido por los rincones de la ciudad, es un habito que ronda en las cercanías
de mis costumbres.
Sin darme cuenta me acerque a un puerta semiabierta color llanto desolador, me pare y empecé a acercarme sin caminar como si la puerta tuviese un imán de penas, entre sin que la puerta se termine de abrir.
Sonaba una música melancólica casi como un tango con aullidos de rock dedicado a las mas
oscuras almas. Los lamentables rostros abundaban en las mesas solitarias, nadie miraba nada solo se reflejaban sus penas en los vasos vacíos. Parecían desconectados como si se hubiesen muerto ahogados en sus propios lamentos.
Las líneas negras en sus rostros de las lagrimas mas amargas nunca lloradas eran el reflejo de soledades llenas de marcas sentimentales que cortaban el aire en dos.
Las paredes oscuras de humedad y una iluminación precaria dejaban en las penumbras a una
figura con alas mal ubicado en una esquina al pie había una mesa con un vaso lleno de lagrimas un cenicero con cenizas de rosas y un puñado de colillas de cigarrillos económicos.
Me acerque y la misma fuerza que me izo entrar me invitaba a sentarme. Empecé a darme cuenta hacia donde iba todo esto, ni tiempo a respirar, fue el ángel negro que acaricio con tanto dolor mi cara y me izo entender cuan hondo puede llegar una lagrima en el alma y nunca salir a ser llorada y cada lagrima que caía era una que salía del vaso. La música sonaba como cantando mi vida de la forma mas lamentable posible y así, así sin mas me quede penando por penar con la mirada gris del ángel que lloraba por mi.
Nunca mas pude salir del averno de la tristeza, no piensen que morí... pero alguien tiene que sufrir por los que no lo hacen.

(Carta a la nada sacada del cajón de las almas en pena y aun vivas)